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ESCRITORES POR CIUDAD JUÁREZ

miércoles, 12 de agosto de 2009

PREMIAN A ESCRITOR MARCELO MALLEA POR INVESTIGACION HISTORICA



(Fotografía de los ganadores del Concurso)



"El Tránsito de Venus desde San Bernardo", fue el trabajo de Marcelo Mallea que obtuvo una mención especial en el concurso "San Bernardo en la Memoria de su Gente", convocado por el Centro Cultural San Bernardo.Durante una ceremonia efectuada el jueves 6 de agosto en el Rotary Club, se dio a conocer los diversos testimonios que componen este importante ejemplar que recoge historias y anécdotas de antaño vividas en la comuna, cuyos autores fueron homenajeados en la ocasión. “San Bernardo en la Memoria de su Gente” es el nombre del libro patrimonial que el Centro Cultural de la comuna lanzó el jueves 6 de agosto en las dependencias del Rotary Club junto a diversas autoridades y rotarios, entre las cuales figuró la alcaldesa; el mayor de la Escuela de Infantería, Jorge Mellado ; el concejal Leonardo Soto y el secretario de la Corporación de Educación y Salud, Alberto Lira.Como anfitrión de la ceremonia, el presidente del Centro Cultural de San Bernardo, Francisco Rodríguez, hizo una reseña a los presentes de cómo se gestó esta publicación que nace del esfuerzo de los sanbernardinos por rescatar las raíces de la comuna, a través de este segundo concurso literario. De esta manera, se procedió a los reconocimientos y la premiación con diplomas y ejemplares para los autores de los relatos más destacados.


Ellos fueron Lucila Valdés-Sor Fidelis- en primer lugar por su testimonio denominado “Crónicas de un Centenario”; Joel Acosta en segundo por “Los anónimos de mi ayer” y Renato Besoaín, quien redactó “Mi querido profesor” en homenaje al educador del Liceo de Hombres Guillermo Quilodrán.A su vez, 42 libros de esta publicación fueron entregados a Alberto Lira para las bibliotecas de las escuelas y liceos municipales. Cada uno de estos ejemplares contiene relevantes testimonios sobre cómo era el San Bernardo de antaño mediante entretenidos relatos que hacen al lector retroceder en el tiempo siendo parte de emocionantes hechos ocurridos en la comuna.


A CONTINUACION PUBLICO INTEGRAMENTE MI TRABAJO INEDITO QUE DA NUEVOS ANTECEDENTES HISTORICOS DESCONOCIDOS O POCO DIFUNDIDOS DE LA CIUDAD DE SAN BERNARDO."EL TRANSITO DE VENUS DESDE SAN BERNARDO"


Agradecimientos a mi amigo el científico Steven Van Roode de Netherlands por el apoyo a esta investigación que espero la disfruten.Forma parte de mi libro "El Otro San Bernardo", que recoge historias y tesimonios inéditos de esta Ciudad.


UNA CARTA DESDE LOS PAISES BAJOS


“Tengo una pregunta sobre la historia de San Bernardo, y espero que usted me pueda ayudar. En diciembre de 1882 hubo un equipo francés de astrónomos a la "Hacienda de Cerro Negro", propiedad en ese momento del señor Valentín Marcoleta, ubicada a 2 kilómetros de la ciudad de San Bernardo.El francés observó el Tránsito de Venus el 6 de diciembre de 1882”.


Me gustaría saber donde se encuentra esta hacienda.


Muchas gracias de antemano por cualquier ayuda!


Atentamente, Steven Van Roode Breda, Países Bajos.


Esta breve carta, escrita originalmente en inglés, despertó mi interés por escribir sobre este fascinante acontecimiento mundial que tuvo como principal destino la ciudad de San Bernardo.Debo confesar que no domino el idioma inglés, y que al comienzo tan escueta información no despertó mi total atención. ¿Tránsito de Venus?...¿en San Bernardo?.

Sin embargo, inmediatamente respondí evidenciando mi ignorancia en temas astronómicos, enviando al señor Steven van Roode las coordenadas y ubicación exacta del Cerro Negro, lugar histórico donde se realizaron las observaciones y estudios, a cargo de una expedición de científicos franceses que cruzaron el estrecho de Magallanes en barco, para llegar a esta tierra lejana tierra.¿Qué es un tránsito de Venus?.


Es el paso de Venus por delante del Sol, visto desde la Tierra.


Se produce cuando el Sol, Venus y la Tierra se encuentran alineados.

¿Cada cuanto sucede?.Es un suceso muy poco frecuente.

Tiene lugar en pares con un intervalo de 8 años entre los miembros del par y un poco más de 100 años entre par y par.


En la tabla que sigue se recogen todos los tránsitos desde 1500 hasta 2500:


26 05 1518
23 05 1526
07 12 1631
04 12 1639
06 06 1761
03 06 1769
09 12 1874
06 12 1882
08 06 2004
06 06 2012
11 12 21170
8 12 2125
11 06 2247
09 06 2255
13 12 2360
12 06 2490
10 06 2498

Después del pasado tránsito del 8 de junio de 2004, sólo nos queda una oportunidad de verlo, el 6 de junio de 2012.
A partir de la observación del tránsito de Venus es posible medir la distancia solar y a partir de ésta la distancia Tierra-Sol.Johannes Kepler (1571-1630) calculó las distintas posiciones de Venus a lo largo del tiempo y predijo que cada 130 años tendrían lugar tránsitos de Venus, los dos primeros en 1631 y 1761. El tránsito de 1631 no fue observado ya que, prácticamente en toda Europa, tuvo lugar después de la puesta del Sol.
Jeremiah Horrocks, (1617-1641) un clérigo Inglés, que había estudiado astronomía y matemáticas en Cambridge, recalculó la trayectoria de Venus descubriendo que habría un tránsito el 4 de diciembre de 1639.El tránsito de Venus es un fenómeno astronómico extraño, donde visto de la Tierra el planeta Venus cruza el disco solar.
En el siglo diecinueve hubo dos tránsitos, el 9 de diciembre de 1874 y el 6 de diciembre de 1882.
Los astrónomos usaron estos tránsitos para determinar la distancia entre la tierra y el sol.
En 1874 y 1882 se realizaron grandes expediciones internacionales y fueron instaladas para observar este fenómeno astronómico.En 1882 tres expediciones llegaron a Santiago.
Un equipo belga que observó desde el Observatorio Nacional en Quinta Normal, un equipo americano que establece sus cobertizos de observatorio en la Fábrica de Cartuchos en Santiago y un equipo francés que escogió al Negro Cerro (San Bernardo) para erigir un observatorio, de propiedad en aquel entonces de don Valentín Marcoleta.El equipo francés fue conducido por el teniente Bernardières.
Otros dos miembros eran el teniente León Bernaud y el guardia Carlos Favereau.
Había también cinco ayudantes.
El francés usó tres instrumentos para observar el tránsito de Venus el 6 de diciembre de 1882: 8 pulgadas y 6 pulgadas refractor y un instrumento de tránsito simple.Las instalaciones establecidas en el Cerro Negro podrían haber consistido en tres cobertizos de madera, una choza en forma de domo y una choza simple más pequeña con escotillas y los instrumentos necesarios de esta expedición científica.Esta interesante y desconocida información histórica aparece consignada, ya perdida en el tiempo en algunos periódicos Santiaguinos, en el año 1883 y libros de astronomía.
Una carta escrita en San Bernardo, fechada el 7 de diciembre de 1882, por el jefe de esta misión, G. de Bernardières, al Presidente de Francia, nos grafica su aventura en nuestras tierras:

“Señor Presidente:

Tuve el honor de enviarle ayer por la noche un telegrama para anunciar el éxito de nuestras observaciones, favorecidas por un cielo espléndido, que nos hacen confiar en la mayoría de los días que nos preceden, una atmósfera tan pura, especialmente durante la mañana.

La gran altitud de nuestro observatorio contribuyó mucho a la nitidez de las apariencias del fenómeno.

Las numerosas mediciones micrométricas han sido efectuadas y alternadas con determinaciones de diámetros diferencias de ascensión recta y de declinación.

Los prismas fueron bien empleados.

Las observaciones de mi colaborador, Sr. Favereau, han sido hechas con un pequeño anteojo meridiano dispuesto con este fin.A pesar de las dimensiones de los instrumentos los resultados obtenidos parecen ser bastante satisfactorios.

Tendré el honor de enviarle por el próximo correo el detalle de nuestras observaciones que actualmente estamos ocupados en ordenar.Tan pronto como este trabajo sea efectuado, y en cuanto a lo que nos concierne para determinar las diferencias telegráficas entre Santiago, Valparaíso, El Callao y Buenos Aires.

Con un respeto profundo, Señor Presidente,Vuestro obediente servidor, el Jefe de la Misión,G. de Bernardières.

Cerro Negro, 7 de diciembre de 1882

El 28 de abril de 1883, unos meses después del último tránsito de Venus, el periódico ilustrado Harpers publicó una imagen mostrando a unos jóvenes mirando el sol por un pedazo de cristal ennegrecido:“Uno de los objetivos de los astrónomos de los siglos XVIII y XIX debía determinar la distancia de la tierra al sol (la unidad astronómica), o bien el diámetro angular del eje semi-principal ecuatorial de la Tierra visto desde el centro del sol. La unidad astronómica es la línea de fondo para determinaciones estelares, y es así el primer paso de la escala de distancia cósmica.El Tránsito de Venus de 1882 fue observado por astrónomos de Chile, Bélgica, Brasil, Francia, Alemania y los Estados Unidos, quienes pasaron unas semanas en o cerca de Santiago y Arenas Punta para observar el tránsito.

La Academia francesa de Ciencias había organizado diez expediciones, comprendiendo a 35 personas, observar el tránsito de varios sitios de la Tierra: Haití, México, Martinica, Florida, Santa Cruz (Patagonia), Chile, Chubut.El viaje francés a Chile fue encabezado por el teniente naval Octave de Bernardières, y dos miembros más, el teniente León Bernaud y guarda Carlos Favereau, y cinco ayudantes.La expedición francesa escogió una región apartada de Santiago y recomendada por la conferencia internacional, para apoyar la observación a realizarse en el Observatorio Nacional.

Ellos llegaron a la Hacienda de “Cerro Negro”, de propiedad del Señor Valentín Marcoleta, ubicada a 20 kilómetros de Santiago, estableciéndose en un punto que culmina en el inmenso valle central de este territorio”.


O. De Bernardières, jefe de la misión francesa de Cerro Negro
LA COMISION CIENTIFICA FRANCESA

La Comisión enviada a San Bernardo por el Instituto de Francia para que practicase las observaciones del Tránsito de Venus, abandonó ese país el 15 de julio de 1882, y después de una tranquila travesía por la Ruta de Magallanes a bordo de la fragata Magicienne, donde además aprovecharon de recoger valiosos datos útiles para la ciencia, llegaron a nuestras playas el 20 de agosto del mismo año.El personal de la Comisión, fue designado a comienzos de 1882, y estaba integrado por el señor Ministro de la Marina de ese país, a solicitud de la Academia de ciencias, compuesto de la siguiente manera:Como Jefe de la Comisión, el Señor Octave de Bernardières, Teniente de Navío.

Como Miembros de la expedición, los Señores León Barnaud, Teniente de Navío y el Señor Carlos Favereau, Guardia Marina examinado.Como ayudantes, los Señores Simon, Contramaestre carpintero, Lalande, Contramaestre timonel, Mercier, Contramaestre Timonel y Telegrafista, Ramel, Timonel y Telegrafista y Deffes, Contramaestre Armero.Tanto esta Comisión como las demás que Francia repartió por el mundo, fueron escogidas en la marina, en el ejército de tierra, y entre los observadores ejercitados que forman parte de las diversas instituciones astronómicas de ese país.

La marina se encargó de las expediciones australes y de su establecimiento en la Patagonia, donde las probabilidades de un hermoso tiempo parecían aseguradas; pero donde los medios materiales de instalación, y los recursos para la existencia dejaban que desear.

Octave de Bernardières, nació en 1845, en la ciudad de Charleville. Como guardiamarina apenas salido de las aulas y como profesor durante largos años, como jefe en estaciones lejanas, o como agregado a los observatorios astronómicos de París, poseía un gran talento para las ciencias. Esto lo hizo acreedor de la más alta honra al ser nombrado Jefe de la Comisión Científica.Publicó un libro sobre el Magnetismo Terrestre, otro que hablaba sobre el Círculo Meridiano, las Longitudes entre París y Berlín y entre París y Bonn.

Su expedición estaba formada por nobles franceses; el Teniente de Navío, señor Barnaud, era Caballero de la Legión de Honor, como su jefe, puesto que alcanzó recorriendo el mundo en numerosas campañas, practicando sus trabajos geodésicos con notables astrónomos, además de avanzados conocimientos de electricidad aplicada a experimentos.

Mientras tanto que el joven guardiamarina, señor Carlos Favereau, fue distinguido en esa época por poseer un alto talento matemático.El resto de la expedición, como ya mencioné, estaba formada por ayudantes reclutados en la Marina francesa, expertos conocedores de la dura vida en altamar.

Tan luego como el señor de Bernardières arribara a nuestro país, su principal preocupación fue encontrar el lugar más adecuado para establecer su observatorio.

En pocos días, recibió numerosas ofertas de mandatarios chilenos, quienes en forma hospitalaria ofrecieron sus haciendas, para ser considerados como la mejor opción.

Luego de recorrer nuestro territorio, como por ejemplo Colchagua y Talca, el señor Bernardières tuvo propuestas de unos señores de apellidos Valdés Viril, Eastman y Marcoleta, quienes ofrecían todos los recursos que fueran menester para la instalación del observatorio.

Sin embargo, un estudio concluyó que el mejor lugar estaba ubicado en la ciudad de San Bernardo, en la hacienda de Cerro Negro, propiedad del señor Valentín Marcoleta, que en forma muy cortés halagó en demasía a la expedición.Influyó en la decisión, el entonces director de la Oficina Hidrográfica, don Francisco Vidal Gormaz, compenetrado en los conocimientos que debía poseer una instalación de esta naturaleza, recomendando la hacienda de Cerro Negro por su cercanía con Santiago y la distribución de su posición geográfica que dominada un amplio sector del valle.

Ya elegido el local, se procedió a trasladar el valioso material científico que traía la Comisión y a construir los cimientos para instalar el primero de los cinco observatorios, que durante el curso de sus trabajos, estableció la Comisión francesa, tanto en Chile como en el Perú y Panamá.En una vasta y seca pradera, luego de 43 días de intenso trabajo, entre el 10 de septiembre y 23 de octubre, abrían las puertas de un observatorio muy cómodo, con todos los implementos y ornamentaciones que demandaba la expedición.

La inauguración se realizó en la fecha prevista y con una fiesta donde asistió el Ministro de Instrucción Pública y el Ministro de Francia.

Un diario de la época daba a conocer este importante hecho social:"Ayer tuvo lugar en la hacienda del señor Valentín Marcoleta la inauguración del observatorio astronómico, que con tanta actividad ha instalado la Comisión científica francesa, llegada últimamente a nuestro país para observar el próximo paso de Venus por el disco del Sol.

El sitio elegido por los astrónomos franceses se encuentra a inmediaciones de las casas de la hacienda de Cerro Negro, que distan próximamente unos dos kilómetros de San Bernardo, hacia el oriente.Una veintena de invitados, entre los cuales se encontraban los señores Ministros de Hacienda, barón d'Avril y señor Carion, señores Domeyko, Barros Arana, director del observatorio astronómico, Vidal Gormaz, miembros de la comisión belga, director General de Telégrafos, secretarios de la legación francesa, profesores Luis L. Zegers, René F. Le-Feuvre, y señores E. Errázuriz, Bertrand y Drouilly, llegaron a San Bernardo por el tren de las diez de la mañana, y allí fueron recibidos por los simpáticos miembros de la Comisión francesa.Después de un corto descanso en las casas del señor Marcoleta, los invitados se dirigieron al observatorio astronómico que, como hemos dicho, se encuentra a las inmediaciones de estas casas, en un terreno cerrado y cubierto de vegetación.

Difícilmente podría haberse elegido un paraje más apropiado para establecer ese plantel.Efectivamente, la planicie donde está situado, encontrándose en el valle central, queda alejada de altas montañas que pudieren abrigar nubes y estrechar el horizonte.

Además, está bastante resguardado de los vientos reinantes por pequeñas colinas que angostan el valle por el sur; y como el suelo está cubierto de vegetación, los astrónomos se verán libres del polvo y de los efectos perturbadores que acarrearían un caldeo demasiado intenso de las capas inferiores de la atmósfera.

Debemos felicitarnos, pues, de que el señor Marcoleta, con exquisita amabilidad, haya puesto a la disposición del señor de Bernardières un paraje tan apropiado como lo es Cerro Negro; y además de felicitarlos también, de que el señor Vidal Gormaz haya tenido la feliz idea de recomendar este sitio.El Observatorio lo constituyen tres pabellones colocados según una línea recta, dirigida de oriente a poniente, y distantes cuarenta metros unos de otros.

El pabellón del extremo poniente, en forma de octógono, circunda un macizo pilar de mampostería y de ladrillo, que sirve de soporte a un gran anteojo ecuatorial, cuyo objetivo tiene ocho pulgadas de abertura. Este precioso instrumento, salido de los talleres de Eichens y Gautier de París, debe ser manejado por el jefe de la Comisión.

El pabellón central, cuadrado, encierra un círculo meridiano portátil, de los afamados constructores Brunner.

Este instrumento servirá para fijar la posición Geográfica del Observatorio de San Bernardo; ha servido ya para determinar el meridiano donde está colocado, y se le utilizará naturalmente en la determinación de todas las medidas absolutas que harán los astrónomos franceses.

En este pabellón se encuentra también un péndulo, un espléndido cronógrafo de reciente construcción, aparatos telegráficos, cronómetros y baterías eléctricas.El último pabellón, hacia el oriente, análogo al primero, encierra un excelente anteojo ecuatorial de construcción suiza, que debe ser manejado por el señor Barnaud.

Además de estos pabellones, hay los pilares con las miras que han de servir para hacer las correcciones de colimación que ha menester el círculo meridiano; un pequeño pabellón magnético, situado a bastante distancia del Observatorio, de manera que queda fuera de las influencias de las masas de hierro; y por último, un aparato de Müntz, que servirá para determinar cuantitativamente la cantidad de ácido carbónico que contiene el aire atmosférico en esa localidad.

Todas estas instalaciones e instrumentos se encuentran sabiamente distribuidas, reunidas unas con otras por medio de hilos eléctricos, y todas a la vez, con las casas de habitación de la hacienda, con San Bernardo, y por consiguiente, con el Observatorio astronómico de Santiago.

Tendríamos que extendernos mucho más, si hubiésemos de describir las peculiaridades de los diferentes instrumentos, y el papel que harán en manos de los hábiles astrónomos franceses.El señor de Bernardières, de reputación científica sólidamente establecida, por sus excelentes trabajos prácticos, y diversos otros que ya ha publicado, y los señores Barnaud y Favereau, sus distinguidos colaboradores, sabrán sacar todo el partido posible del valioso material científico que la Academia de ciencias de París ha confiado a su saber.

Después de visitar el Observatorio y ver el pequeño laboratorio de fotografía y de manipulaciones químicas, los invitados pasaron al comedor donde se sirvió un suntuoso almuerzo. Los señores miembros de la Comisión francesa hicieron los honores de la mesa, con aquella amabilidad y distinción, inherentes a los hijos de la culta y simpática Francia”.

T. DE V.

El artículo continúa entregando algunos interesantes detalles de esta reunión social...

En el momento da destapar la primera botella de espumoso champagne, el señor de Bernardières brindó poco más o menos de la manera siguiente:"Señores: Empiezo por pediros que me excuséis sino me expreso en vuestro bello idioma, que desgraciadamente no he tenido aún tiempo de aprender; pero en Chile todo el mundo habla o entiende el francés, y por lo tanto, mi ignorancia tiene menos inconvenientes. Mis colaboradores y amigos señores Barnaud y Favereau, se unen a mí para agradeceros el que os hayáis dignado sacrificaros este día, y creedme que de él conservaremos un precioso recuerdo. Es, en efecto, un honor para nosotros el ver reunidos en nuestro pequeño Observatorio, a hombres que con merecidos títulos ocupan un puesto sobresaliente entre las ilustraciones de Chile.

Por otra parte, debo declarar que tenemos una deuda de reconocimiento que pagar, y nuestro primer deseo es el de expresar públicamente toda nuestra gratitud por el recibimiento amable y simpático que todos nos han hecho: gracias a la cortés atención del Gobierno chileno, y particularmente del señor Ministro de Instrucción Pública, que siento en el alma no ver aquí en este momento, debemos el haber tenido todo género de facilidades para plantear nuestro Observatorio; el señor director General de telégrafos, el señor director del Observatorio, el señor jefe del servicio hidrográfico, el señor profesor Zegers, el señor oficial mayor del Ministerio de Instrucción Pública, el señor gobernador de San Bernardo, y en general todas las personas a quienes hemos tenido el honor de dirigirnos, nos han ayudado de la manera más amable: gracias, pues, a todos y a nuestro estimado huésped señor Marcoleta, cuya amable hospitalidad nunca habremos agradecido lo bastante.

Sed los bienvenidos señor Ministro de Bélgica y vosotros mis queridos colegas de la Comisión belga, con quienes y de concierto con el señor Vergara, vamos a penetrar los más íntimos misterios de las bodas de Venus con el Sol."Mil gracias, en fin, al digno representante de nuestro país, que nos ha puesto en relación con todos estos señores: vais a dejarnos muy luego, señor barón d'Avril, llevando los sentimientos unánimes y las simpatías de todos. Es una felicidad para nosotros el ver reunidos en esta circunstancia, algunos de nuestros queridos compatriotas: no pocos de ellos han hecho de Chile su segunda patria: se comprende, porque las relaciones de simpatía que unen a los dos países, son indisolubles: bebamos, señores, por la prosperidad y felicidad de Chile hospitalario”.

A este brindis contestaron con elocuentes frases el señor Ministro de Hacienda, y los señores Domeyko, Zegers, Vergara, Niesten y Drouilly.

Concluyeron los brindis por uno propuesto por el señor Ministro de Francia a la salud de S. E. el Presidente de la República.Terminada esta agradable fiesta, los invitados volvieron al Observatorio, donde pudieron observar en pleno día, gracias a los poderosos anteojos, el precioso aspecto que presenta Venus en menguante.Allí se tomaron algunas fotografías de todos los concurrentes, los cuales se retiraron de San Bernardo a las cuatro de la tarde, llenos de reconocimiento por la franca acogida y mil atenciones de que fueron objeto el día de esta inauguración.Tanto el señor Ministro de Instrucción Pública, como los señores Amunategui, Huneeus, Vicuña Mackenna, Puelma, Valdés Viril y algunos otros caballeros que habían sido invitados a esta inauguración, escribieron al señor Bernardières, manifestando sus sentimientos por no haber podido asistir a la fiesta a que se les invitó.

Don Diego Barros Arana, el gran historiador chileno que escribió la “Historia de Chile” en 17 volúmenes y 10.000 páginas, entre otras actividades sociales y educativas, vivió en San Bernardo y participó en forma entusiasta ayudando a la expedición francesa Cerro Negro. Este investigador es parte del acontecimiento astronómico.

Él escribió en 1882 unas investigaciones sobre este fenómeno, los envió a Francia, donde más tarde se le otorgó una medalla de honor. El prólogo a su reedición, escrito por Don Sergio Villalobos cuenta lo siguiente:

"La afición a la geografía y otras ciencias ocupaban cierto tiempo en el quehacer de don Diego. En su casa tenía una habitación con barómetros, brújulas, un telescopio, dos microscopios y otros aparatos, con los que realizaba observaciones y comprobaciones. El telescopio lo había adquirido para donarlo al Instituto Nacional, tal como lo había hecho con otros instrumentos, pero al abandonar la rectoría lo dejó en su casa para dar vuelo a su afición por la astronomía. Esa entretención fue, sin embargo, mucho más que un pasatiempo. El año 1882 ocurrió un fenómeno que atrajo la atención en todo el mundo, el paso de Venus por el disco solar, que permite, mediante el sistema de paralaje, medir la distancia del sol, y aunque la espesa atmósfera que rodea a la Planeta impide la precisión. En cualquier caso, la observación de diferentes puntos de la Tierra era una estimable contribución. Barros Arana realizó en esa oportunidad observaciones metódicas que remitió a la Academia de Ciencias de París, mereciendo las congratulaciones de esa corporación”.

Don Diego realizaba estas observaciones en su residencia veraniega ubicada en San Bernardo, acompañado de don Alejandro Andonaegui, un reputado profesor de matemáticas y de un círculo de amigos íntimos.

En sus cuadernos de observaciones detalladas, vemos a don Diego escudriñar los secretos del universo, demostrando su capacidad para tratar temas que sorprendieron a sus invitados extranjeros, quienes lo elogiaron y agradecieron su hospitalidad:

San Bernardo, diciembre 10 de 1882."

Con no poca, desconfianza envío el resultado de las observaciones hechas por don Alejandro Andonaegui y por mí, sobre la hora del paso de Venus en San Bernardo.


“Barros Arana realizó sus propias observaciones desde su casa en San Bernardo”


De antemano conocía yo teóricamente las dificultades de las observaciones en que se trata de fijar el tiempo en sus fracciones más diminutas, concordándolas con la visión de un astro al través de un telescopio.

El fenómeno del 6 de diciembre me ha hecho comprender que es casi absolutamente imposible llegar a un resultado de exactitud irreprochable.

Desde que Venus se acercó al disco del Sol, la titilación de las atmósferas de esos dos astros hacía creer que el contacto se acercaba o se alejaba alternativamente. Estoy persuadido de que, de cuatro observadores colocados en el mismo meridiano y provistos de instrumentos iguales, difícilmente habrá dos cuyas observaciones coincidan en todos sus accidentes.Sin embargo, nosotros observamos con toda la atención posible, y fijamos prolijamente nuestras cifras. Teníamos a nuestra disposición un reloj-cronómetro de excelente construcción, cuya marcha había sido cotejada y corregida con la hora media de Santiago, según los cronómetros del observatorio de Cerro Negro.

En la visión del pasaje de Venus se observa un fenómeno óptico conocido con el nombre de la gota negra.

Cuando el planeta entra en el disco del Sol, se percibe una gruesa raya negra que continúa uniéndolo al borde del Sol con la apariencia del cuello de una botella, Esa raya se adelgaza gradualmente y al fin se corta, dejando ver la forma esférica del planeta enteramente desligada del borde del Sol. Aunque este fenómeno óptico no tiene, según creo, importancia en la observación, nosotros notamos que la gota negra se cortó á las 9h 38m 7s.Nuestras observaciones eran hechas con un anteojo ecuatorial de 11 centímetros (cinco pulgadas) de abertura, construido en París en la acreditada fábrica del señor J. Salleron. Habíamos hecho platear el helióscopo o vidrio de color aplicable al ocular del anteojo.

Conviene tener presente que el lugar en que hacíamos nuestra observación, está situado a algunos kilómetros al occidente del meridiano de Santiago, a tres kilómetros al occidente del meridiano de Cerro Negro, y que, por tanto, nosotros debíamos observar la entrada y la salida del planeta con algunos instantes de anticipación.

Aunque esta circunstancia no puede explicar todas las diferencias, que sin duda nacen de error involuntario e inevitable del observador, por las razones expuestas anteriormente, importa recordarla.No atribuyo a nuestras observaciones un gran valor científico.

Creo, sin embargo, que ellas pueden servir como auxiliar para la comprobación de las que han hecho personas más competentes, y sobre todo, más habituadas a este género de trabajos. De nuestras observaciones puedo decir solamente que han sido tomadas con prolijidad y con buen deseo”.Todo este resumen de hechos tan significativos y olvidados en libros de historia o astronomía, como el libro escrito por Luis L. Zégers titulado “Tránsito de Venus por el Sol” en 1883, un año después de la misión comandada por O. de Bernardières y que describe con mucho detalle un trabajo serio, con rigurosidad científica este acontecimiento mundial y el aporte para la ciencia a través de observaciones climatológicas, astronómicas, descripciones de instrumentos utilizados en la misión y su uso, entre otras mediciones y conceptos.

Luis Zegers, amigo personal de Edison, representó una de las figuras más importantes en el campo de la física en nuestro país, poseyendo una extensa bibliografía; ensayos sobre energía mecánica, electricidad, unidades métricas y muchos otros estudios y ensayos.

Zegers, pionero de la física, reprodujo en su laboratorio un notable descubrimiento al lograr radiografías sólo tres meses más tardes después del descubrimiento de Roentgen sobre los rayos X, siendo la primera radiografía en Latinoamérica y España, la segunda en América y la séptima del mundo.

EL VIAJE DE REGRESO

Las operaciones Geodésicas y de observaciones fueron ejecutadas con éxito.

Algunos miembros de la Comisión que tomaron parte en esos trabajos partieron a Francia, luego de seis meses en nuestro país, con equipajes muy reducidos, pero llevando algunos instrumentos científicos, con los cuales aprovecharon de realizar observaciones en las regiones que iban a recorrer por última vez.

El señor Bernardières relata su viaje de regreso en compañía de Favereau y escribe una carta desde Valparaíso.

Algunas palabras se mantienen ilegibles en lo breve de esta nota:

“Después de habernos despedido de su excelencia el Presidente de la República, de los Ministros y de todas las…………He aquí la sentida nota por medio de la cual se despidió de nuestro progresista Gobierno, el Jefe de la Comisión francesa.Instituto de Francia —Academia de ciencias —Tránsito de Venus, 1882 — Misión de Chile — Valparaíso 4 de Marzo de 1883”.

Señor Ministro: En el momento de dejar a Chile, cumplo un deber muy grato renovándoos la expresión de mis sentimientos de profunda gratitud por el benévolo interés que no habéis cesado de manifestarme.

Habéis tenido a bien colocar nuestra obra bajo vuestro eminente patrocinio, y hemos sido constantemente sostenidos por el alto apoyo del Gobierno, que se ha hecho una gloria en proteger y desarrollar la ciencia, y por la ayuda de las Administraciones cuyo concurso tan discreto como ilustrado no podríamos elogiar lo bastante.

Hemos encontrado en las Compañías privadas, en todos los ciudadanos, las mismas simpatías; y el recuerdo de la cariñosa hospitalidad que hemos recibido en vuestro hermoso país, quedará para siempre grabado en el fondo de nuestros corazones.

Condiciones tan preciosas, unidas a las ventajas de un cielo a ningún otro comparable, debían dar el éxito; y me es grato, señor Ministro, haceros conocer que nuestros últimos trabajos no han sido menos favorecidos que los primeros.

¿Me atreveré a pediros que tengáis a bien ser el intérprete de mi reconocimiento para con el país entero, del cual nos consideramos felices y estamos orgullosos de haber sido durante algunos meses los huéspedes y los colaboradores?. Permitidme, a lo menos, señor Ministro, no separarme de vuestra querida patria sin decirme su admirador y su sincero amigo.Recibid, señor Ministro, el homenaje de los sentimientos respetuosos con los que tengo el honor de ser vuestro muy adicto servidor —

O. DE BERNARDIERES, Jefe de la misión.Al señor Ministro de Instrucción Pública, don José Eugenio Vergara.


LA TUMBA PERDIDA DE SIMON


Cierto día comentando este fascinante redescubrimiento histórico con el profesor Raúl Besoaín, de las misivas intercambiadas con el destacado profesor Steven van Roode, de los Países Bajos, quien me proporcionó un valioso material relacionado con este tema y alimentó mi capacidad para indagar la escudriñada travesía de estos hombres, en tiempos donde sólo el telégrafo era testigo de este esfuerzo aprovechado con artesanales medios científicos.El profesor Besoaín, autor del libro “Historia de la Ciudad de San Bernardo” y otros interesantes trabajos históricos y biográficos, hizo notar su emoción, desconociendo completamente mi relato, ya que cinco años antes, en un paseo por el cementerio Parroquial de San Bernardo, él había notado una inscripción labrada sobre una “piedra” rojiza, con forma de lápida, sobrepuesta entre dos mausoleos, diría que extraviada, perdida o simplemente dejada al azar y olvidada por el tiempo, con la siguiente e increíble inscripción tallada con letras clásicas y anotadas por don Raúl en un sencillo pedazo de papel de cuaderno y puesto entre páginas de un libro:


“ICI REPOSE SIMON JEAN LOUIS JOSEPH FRANCOIS MAITRE CHARPENTIER OF SECOND CLASS, 1 FRANCAISE D'OBSERVATION MISSION DU PASSAGE OF VENUS SUR LE SOLEIL DECEMBER 1882”

¡¡Perfecto!!, la historia de van Roode tomaba cuerpo…Todos, menos un miembro de la Comisión, el contramaestre carpintero Simon había regresado a su hogar.

La tumba perdida por fin hallada.

Fuimos rápidamente al Cementerio a buscar la piedra que hace cinco años atrás llamara profundamente la atención de don Raúl, ambos estábamos emocionados por haber encajado el rompecabezas histórico que nos deparaba muchas sorpresas.

Caminamos vagamente en todas direcciones, dando vueltas en círculo durante casi una hora, subiéndonos a escalinatas, pasando entre tumbas abiertas, mausoleos, calles sin salida, escaleras, pasadizos, en fin…ni un solo rastro de la valiosa piedra que pretendíamos recuperar para devolverla al sitial que corresponde.Subimos al automóvil, conversamos sobre varios temas, pensando en aquel testimonio del pasado que poco a poco recobraba su fuerza.

Varios días después regresamos, dispuestos a buscar algún dato o evidencia que justificara nuestros anhelos.

Caminamos otra vez, repitiéndonos los mismos caminos, topándonos con grandes y relegadas figuras nacionales que descansan en nuestro Cementerio Parroquial, pero eso es tema para otro capítulo.

El asunto se tornaba más caprichoso, ya que un cuidador nos habló que un señor de apellido “Murillo”, maestro carpintero curiosamente y que vivía un par de cuadras distante del cementerio; podría haber visto al autor material en la desaparición de “nuestra” piedra, ya que participó en la restauración de una tumba abandonada, propiedad de la familia francesa Etchart, datada en el año 1881, justo frente al lugar donde la reliquia descansaba, según otro empleado del lugar.

Sin embargo, y luego de ubicar su hogar dos veces, nada sabía del asunto ni menos de una inscripción con esos antecedentes.Nada nos satisfacía, por lo tanto programamos otra visita y conversamos con el empleado más antiguo del cementerio.

Sus palabras nos dieron luces y esperanzas, porque conocía las intenciones de estos dos locos buscadores de piedras “raras”.Nos condujo hacia un patio interno donde este objeto había sido depositado, luego de una limpieza de rutina.

Entre restos de cajones, flores secas, marchitas, coronas de caridad, maderas podridas y montones de tierra rastrillada, continuamos la pista, sin resultados ventajosos, por el traslado de la piedra en un camión de basura con destino al vertedero Santa Marta, apenas…una semana antes.

De brazos caídos, apesadumbrados, nos retiramos en silencio.La historia descansaba sobre una gran capa de desechos modernos.


· “Tránsito de Venus por el Sol” – Noticia Histórica, Por Luis L. Zegers (Imprenta de “El Progreso”) Calle de San Pablo Nº 15 – 1883
· Steven Van Roode, Breda, The Netherlands
· Prólogo escrito por S. Villalobos a la reedición de la obra de Diego Barros Arana “Formación Intelectual de una Nación, página XXIX
· Notas para una historia de la Física en Chile (Desde sus orígenes hasta 1960) Claudio Gutiérrez y Flavio Gutiérrez

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