
No es difícil escribir de Pablo de Rokha.
Las palabras nacen espontáneamente frente al ordenador, descifrando cada sílaba en homenaje eterno y popular.
Como si le debiera mi vida a este hombre que no conocí y que dibujé con las memorias de Lukó en su gran libro biográfico.
Sus grandes poemas es la mejor partitura musical jamás ensayada, el mejor plato de comida jamás probado y el mejor retrato de nuestra sociedad jamás escrito.
Este, el libro de mi vida vengo a recomendar con total pasión.
Aquí, de Rokha escribe:
“Yo soy como el fracaso total del mundo,
¡oh, Pueblos!
El canto frente a frente al mismo Satanás,
dialoga con la ciencia tremenda de los pueblos,
y mi dolor chorrea de sangre la ciudad.
Aún mis días son restos de enormes muebles viejos,
anoche “Dios” lloraba entre mundos que van así, mi niña, solos,
y tú dices: “te quiero” cuando hablas con “tu” Pablo, sin oírme jamás.
El hombre y la mujer tienen olor a tumba,
el cuerpo se me cae sobre la tierra bruta lo mismo que el ataúd rojo del infeliz.
Enemigo total, aúllo por los barrios, un espanto más bárbaro, más bárbaro, más bárbaro que el hipo de cien perros botados a morir”.
Pablo de Rokha.
En este link encontrarán el libro.
Rokha, donde quiera que estés, escribe por nosotros el paisaje popular que no podemos ver. Sólo desde tu dimensión la figura se agiganta y nace.